Mi abuelo rojo era muy rojo. Huérfano desde los 5 años, desde incluso antes ya cuidaba de los bichos en el campo.
Mi abuela roja era muy roja. De familia muy muy numerosa, desde muy muy pequeña trabajó.
Mi abuelo azul era muy azul. Señorito con caballo.
Mi abuela azul era muy azul. Señorita con ama de cría.
Los cuatro tenían una cosa en común. Eran buenas personas.
La guerra. Cada abuelo por un lado. Del mismo pueblo los dos. Los dos creyendo firmemente en sus ideas. Muy jóvenes. Buenas personas los dos.
Por fin acabó.
Mi abuelo rojo estuvo “voluntario” cuatro años de servicio militar. Mi abuela roja escondida en el campo.
Después de mucho vagar por el mundo consiguieron unos ahorros para comprar lo que es su vida, su terreno.
Mi abuelo azul se fue con su división. Mi abuela azul siguió con su familia. Al volver le dieron ya pensión vitalicia. Su familia les concedió lo que es su vida, su terreno.
Mis abuelos rojos tuvieron un hijo. Desde pequeño trabajó duro en el campo. Si hubiesen pensado como sus padres, jamás se habrían gastado sus pocos ahorros en mandar a estudiar a la ciudad a su hijo, y darle la oportunidad de elegir otra vida.
Mis abuelos azules tuvieron una hija. Desde pequeña se preparaba para ser una buena madre y mujer. Si hubiesen pensado como sus padres, jamás la hubiesen dejado salir a la ciudad a estudiar.
Los cuatro tenían una cosa en común. Eran buenas personas.
Mis padres se enamoraron. Y mis abuelos rojos y mis abuelos azules miraron sus colores. Pero al mirar el pasado vieron el futuro.
Y aquí estoy yo, deseando que un domingo por la tarde, en la partida de dominó mis dos abuelos me cuenten batallitas. Mi abuelo rojo vota al PSOE, sigue teniendo sus ideas y sigue siendo buena persona. Mi abuelo azul vota al PP, sigue teniendo sus ideas y sigue siendo buena persona.
El otro día les saqué el tema de la memoria histórica. Su memoria. Mi abuelo el rojo dice que es una tontería, que él ya sabe lo mal que lo pasó, que ahora nos ve que todos hemos salido “palante” y que más valía que se dedicaran a otra cosa, por ejemplo a facilitarme a mí el que me comprara una casa.
Mi abuelo el azul dice que si esa ley le da a mi abuelo el rojo una pensión como la suya y con todos los atrasos, que salga ya, no vaya a ser que no la vea.
Leído en : La memoria de mis abuelos
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