martes, 23 de agosto de 2011

Medievo y rabia

Por si te has creído las falacias de susan ... volver al medievo no es la solución ...




















Hasta el rabo de los cristofreaks y sus creencias de pacotilla ... y luego dicen que la gente no es tonta ... estamos rodeados ...

Yo lo que creo es que tienen miedo, y tiene rabia,  mucha ... por poner un ejemplo, este es el talante de esta gente ...




Nada más verla, sabes a qué partido vota, y de que calaña es ... Sólo hacía falta un buen par de bofetadas ...

Porque os refresco la memoria, hace escasos 3 meses, aquí tenemos a otro de estos personajes ...



Todos pensaremos que este tipo puede ser el marido tranquilamente de la que va con gafas de sol y gorra por la noche ... a lo FABRA ... con eso lo he dicho todo ...

Pero es que pienso que esto de las juventudes, es una excusa para mostrar el rencor que tienen ...


Leo y copio de Maruja Torres del País Semanal ...



Hay un rencor en la derecha
MARUJA TORRES 21/08/2011


Empiezo a contemplar como una agradable ventaja esta anticipación con la que escribo, ya que me permite hablarles de los hechos que ahora se producen para que ustedes, dos semanas más tarde, echen la vista atrás y, considerando lo que tienen delante, hagan una especie de balance. Antes, me refiero a antes de que todo ocurriera a la vez y en todas partes, y nos enteráramos de inmediato, antes de que todo afectara al mismo tiempo a todos, tal distancia en el tiempo me producía vértigo, incluso miedo. Ahora, hasta sus desventajas -por ejemplo, no poder criticar a personas muy viejecitas, por si se mueren por entre medias y queda una como cual pérfida- me parecen más llevaderas.

Porque ahora ya no se puede escribir ni sobre países, ni sobre continentes, pues todo está en el aire. Por eso disfruto agarrándome a lo concreto, a lo actual, en la convicción de que, aunque no sea capaz de verlo hoy, en ello se encuentra la semilla del futuro inmediato y el de a medio plazo. Para hablar del futuro lejano habría que esperar quizá un poco más. Cosa de un mes o mes y medio.

Nuestro futuro español es un hombre con una pala. Este futuro quiere enterrar, pero no a la manera reivindicativa de esas tres Antígonas que han brillado en Mérida -en donde los de la pala le han hecho la cama a Blanca Portillo, dicho sea de paso- y de los abanderados de la Memoria Histórica. Quiere esconder los testigos del pasado, esos cuyos restos proclaman que en este país existió una siniestra realidad que hasta los historiadores de la caverna se empeñan en negar.

No sé si fue Fraga Iribarne -uno de lo viejecitos de los que no debo hablar mal: quieran los dioses otorgarle otro cien años más de vida- quien inventó o hizo que alguien inventara el eslogan "Spain is different". Créanme, acertó. Lo es. Al menos, una parte de esa España. La que no cesa. Ahora mismo -mi ahora mismo-, mientras arden barrios de ciudades inglesas, incluido el propio Londres, mientras nos preguntamos qué vamos a hacer, aquí tenemos lo de siempre.

Un elemento que ha sido elegido alcalde por el PP en un pueblo de la provincia de Ávila -pudieron leer la noticia en El País del domingo 9- ha exhumado los restos de víctimas del golpe de Estado franquista del 36, sacándolos de la paz de la sepultura que los suyos les habían podido dar, después de mucha brega, y los ha enterrado en una fosa común del mismo cementerio.

No es una mera acción aislada. Es odio que vuelve, es revanchismo, a juego con las peinetas y las mantillas y los collarines de perlas y las declaraciones rancias y las pendejadas de Cañizares -como no sé qué edad tiene, me permito escribir de él: los curas, como las monjas, son arqueológicamente inescrutables-, quien afirma que los males de Europa vienen de que ha olvidado a Dios...

Toda esta gentuza se dispone a saldar sus cuentas, alimentadas durante años, emponzoñadas por el falso victimismo. En los chats en que participo, y en las charlas que doy mientras estoy de promoción, siempre aparece alguien que me pregunta por qué las personas de izquierdas tenemos tanto rencor. Y siempre les contesto lo mismo: lo que tenemos es muy buena memoria. Hace poco, en una localidad muy agradable y en un inmejorable ambiente de público y anfitriones, un par de pájaras que parecían dos clones de Pilar Primo de Rivera se encararon conmigo diciendo que estaba ofendiendo a gente muy respetable. Para aclarar: acababa de decir que Mariano Rajoy -cien años de vida le deseo-, por su inmovilidad, me recordaba a aquel caballero andaluz descrito por Machado, metido ya en su ataúd, con las manos cruzadas y vestido de nazareno. Reconozco que la imagen es un poco fuerte, pero ¿qué hacían aquel par de cuervos en una charla protagonizada por esta lengua bífida? Un poco más tarde, un asistente me lo contó: "Son habituales. Vienen siempre a los actos que no les corresponden. La derecha rancia es muy masoquista, les gusta acumular victimismo, armarse de rencor". Líbrenos el cielo de la pala, la peineta y el rencor.

sábado, 20 de agosto de 2011

Where is wall-e - Robots famosos


Busca y encuentra ... y de paso identifica todos los robots famosos que veas ... :)

viernes, 19 de agosto de 2011

Aprende a debatir


jueves, 18 de agosto de 2011

Contrarrestando a la los Cristofreaks ...

Para intentar, que lo dudo mucho, evitar la influencia de estos cristofreaks del demonio ... nada mejor que leer un poco ... básicamente pasa ser más libres ... y todo sea dicho de paso, hasta la tranca de estos endemoniados ...



De aquí mismo os podéis bajar los libros, recomiendo especialmente el de "Dios no es bueno" de Chritopher Hitchens ... relacionado con la medida que ha tomado una librería en Chueca ... así me gusta ... ante tanto iluminado, un poco de lectura ...


miércoles, 17 de agosto de 2011

Una prueba más para dejar de votarles #nolesvotes

Mi profesor de lengua en el colegio, nos decía muchas veces:

- OK, no sabes cual es la respuesta, pero si que sabes CUAL NO ES la respuesta, así que empieza a descartar, por lo menos, te acercarás a la respuesta buena.

Es por eso que tenemos que dejar de hacer siempre lo mismo, porque como dice una de las máximas que siempre sigo en mi trabajo, y que atribuyen a Einstein:

"Si quieres resultados diferentes, haz cosas diferentes"

Vamos a hacer algo diferente, a dejar de votar a los mismos, a ver que coño pasa, a peor, no se puede ir:

Leo y copio del blog de Julian Villanueva:



Políticos corruptos, ¿ciudadanos idiotas?
Me decía mi primo, que un colega de un país eslavo le preguntó recientemente: «¿Es verdad que estáis con casi 5 millones de parados? ¿Es verdad que no hay crédito para el pequeño y mediano empresario? ¿Es verdad que cada semana hay un nuevo caso de corrupción política?» A lo que él, muy resignado, contestaba: «Pues sí, es verdad». Y su colega, como si no entendiese nada, le hacía esta última pregunta: «¿Y no estáis en la calle, como en Túnez?»
Y es que lo que está pasando en España es insólito. Mientras el paro aumenta, vemos cómo muchos de nuestros políticos defienden sus sueldos vitalicios. Nos enteramos de tantos casos de corrupción que empiezan a dejar de ser noticia. Altos directivos de empresas rentables empiezan a ir en turista, pero nuestros eurodiputados, ¡que lo han hecho tan bien!, quieren ir en business. Algunas cajas mantienen los consejos de administración que las quebraron, mientras el FROB, con nuestros impuestos, les salva la cara. El gobernador del Banco de España reconoce que actuó tarde en la reforma de las cajas, pero no dimite. Y el partido gobernante piensa en sus luchas internas en vez de en el bien del país, con una oposición aletargada esperando a que el otro caiga, más que a aportar ideas nuevas.
En una carta al director del Diario Noticias de Navarra, un lector se preguntaba si somos idiotas. Otros dicen que no, que estamos dormidos. Y yo me pregunto si no será que nuestros nuevos valores nos han dejado narcotizados, sin capacidad de responder a ningún estímulo. ¿Narcotizados, dormidos o idiotas? ¿O las tres cosas a la vez?
«¡Indígnate!» Con este título, el diplomático nonagenario Stéphane Hessel ha escrito un ensayo corto que ha vendido millones de ejemplares en Francia. Hessel hace un llamamiento especial a la juventud, de la que formó parte como miembro de la resistencia nazi en París, en los años 40, cuando tantos europeos se sacrificaron por unos altos ideales. Para él, la indiferencia es la peor de las actitudes.
¿Se indignará nuestra sociedad? ¿Lo hará la juventud, como lo ha hecho en tantas ocasiones de nuestra historia? Cuando comparto esta inquietud con amigos, muchos me dicen que la juventud, que es la primera víctima de esta crisis, no va a hacer nada, porque no tiene hambre y está dormida.
Sin embargo, si yo fuera político, estaría nervioso. Como dice Hessel: “si hoy, como entonces, se encuentra una minoría activa, esto será suficiente, tendremos la levadura para elevar la masa.” Los sindicatos están comprados. Pero hoy hay mecanismos más rápidos, y más creíbles para movilizar a una población descontenta. ¿Qué analista político podría haber augurado lo que está pasando en el mundo islámico?
Es cierto que allí hay menos libertad. Es verdad que allí pasan hambre de verdad. Pero nuestros estándares son más altos y aquí la clase media se está destruyendo a marchas forzadas. Casi cinco millones de parados, una corrupción galopante, una juventud sin futuro, inflación, desorientación de valores… son ingredientes muy peligrosos.
La clase política debería tomar nota. ¿Se puede seguir manipulando a nuestra sociedad? ¿Es mejor mantenerla narcotizada?
¿No será mejor cambiar España ya?


martes, 16 de agosto de 2011

El triunfo del resentimiento

¿Sabes a veces esa sensación o pensamiento que te recorre el cerebro, pero que es muy complicado de expresar con palabras?



Pues Manuel Cruz lo ha conseguido en su artículo de El País. Todo lo que pienso sobre el fenómeno de Belén Esteban y nunca supe como expresarme:

Hace ya unos cuantos meses publicaba Josep Ramoneda en estas mismas páginas un artículo (La construcción cultural del fascismo, EL PAÍS, 17 de noviembre de 2010) en el que analizaba el lugar y la función ideológico-política que, a su juicio, desempeña en la esfera pública un personaje tan popular de nuestra televisión como Belén Esteban, a la que, resumiendo un tanto abruptamente el texto, el autor veía como la encarnación de un populismo fascistoide que, lejos de representar y dar voz a las clases populares, como los promotores del personaje gustan de proclamar, las enardece para que sigan calladas.
No voy a fingir que desconocía hasta ese momento la existencia de Belén Esteban (aunque un intelectual de cejas altas como Dios manda sin duda lo haría): precisamente uno de los rasgos más característicos de nuestra sociedad de consumo es la imposibilidad -casi metafísica- de ignorar quiénes son determinados personajes muy característicos de ella, los denominados famosos. Pero sí reconozco que el artículo de Ramoneda llamó mi atención acerca del calado que podía tener esa figura pública, lo que despertó mi curiosidad por conocer algo más acerca de sus rasgos más propios, en la confianza de que ello me permitiera determinar las causas que me explicaran, aunque fuera un poco, su considerable notoriedad.
Lo primero que me llamó la atención fue el carácter no sé si decir agrio o avinagrado del personaje. Belén Esteban es alguien que, en lo sustancial, siempre cuenta desgracias. El tamaño de las mismas varía, como no podría ser de otra manera, pero lo significativo es que tiene permanentemente a disposición del espectador un amplio surtido de ellas: desde las más frecuentes (y, por ello, ya menos valiosas por aquello de la oferta y la demanda), como la última vez en la que el padre de su hija incumplió con alguno de sus deberes de tal, hasta las más llamativas, como la temprana infidelidad de su marido, pasando por la muerte de su padre, una amenaza por parte del Defensor del Menor de quitarle la custodia de su hija o sus cuitas con una diseñadora de moda que se negaba a confeccionarle el traje de novia (por aquello de no ver asociado su prestigioso nombre como creadora al poco glamuroso de la presunta princesa del pueblo).
Alguien que haya seguido con más atención y desde hace más tiempo que yo sus apariciones en televisión acaso podría contraargumentar que también en ocasiones -menos abundantes en número, pero no por ello carentes de importancia- Belén Esteban se alegra por algo. Es cierto, pero incluso en esos momentos la alegría siempre se muestra coloreada con una tonalidad sombría, atravesada de una carga de negatividad que parece consustancial al personaje. Así, resulta llamativo que en las escasas oportunidades en las que protagoniza una noticia gozosa, de inmediato aprovecha la situación para pasarle su alegría por la cara a alguien, como si fuera incapaz de vivir su contento de otra forma que no fuera contra otra persona (por lo general, contra aquella o aquellas con las que tiene cuentas pendientes). De ahí las frases con las que se suele adornar en tales situaciones: "para que se entere...", "para que luego digan que...", etcétera, como si se complaciera más en la rabia que supone va a provocar en sus enemigos la buena noticia que en la buena noticia misma.
Pero, a la vista de sus reacciones, me atrevería a afirmar que lo que para esta mujer parece constituir el más genuino motivo de alegría es precisamente el mal ajeno. Resulta espectacular -casi en el límite de lo escandaloso- la impudicia con la que se relame ante las desgracias de otros, especialmente ante aquellas que le sobrevienen a la actual esposa del torero y padre de su hija, a la que siempre denomina como la Campanario. Cuando ello ocurre, ni siquiera parece capaz del mínimo gesto compasivo o piadoso (aunque sea para guardar las formas o para simular una magnanimidad de espíritu de la que, sin duda, no está dotada). Lejos de eso, proclama a grandes voces su profundísima satisfacción, mientras condena, maldice, se ríe con saña, e incluso llega a dirigir contra quien acaba de padecer algún daño sonoras pedorretas, habitualmente premiadas con una entusiasta ovación por parte del público presente en el plató, tan fiel al personaje como obediente a la menor indicación del regidor.
Tal grado de exasperación alcanza la disposición amarga, quejosa, dura, del personaje que incluso cuando alude a lo que debería ser su registro más tierno, entrañable y dulce, esto es, el amor hacia su hija, también él viene doblado de una tonalidad negativa y sombría. Hasta el punto de que su frase más reiterada, su famosa "yo, por mi hija, ma-to" (publicitada por la cadena en la que trabaja a la manera de un eslogan comercial o de una consigna política) convoca, en el mismo sintagma, al amor y a la muerte, como si quien lo enuncia fuera incapaz de experimentar un sentimiento puro, limpio, positivo sin más, como si le resultara sospechoso o como si -la peor de las posibilidades- se sintiera culpable por ello.
No han faltado quienes, creyendo que de esta forma la defendían, han subrayado que en Belén Esteban no hay diferencia entre la persona y el personaje, y que ella es tal como se muestra en pantalla, a saber, totalmente espontánea. Ciertamente, con defensores así no hacen falta fiscales. Ya sabemos que cualquier cesto se elabora con mimbres preexistentes. Lo importante de veras es en qué medida quienes tienen poder para hacerlo han construido, frankensteinianamente, un monstruo a la medida de una supuesta demanda mediático-sentimental, monstruo al que luego han inducido a un comportamiento que solo puede terminar en la autodestrucción. Que la persona real haya aceptado el juego para el que se la ha programado, o incluso se sienta cómoda en él, resulta a estos efectos perfectamente irrelevante.
Pero dicho juego, más allá de llevar inscrito en el dorso la fecha de caducidad, tiene sobre todo mucho de siniestro. Lo acabamos de apuntar: es un secreto a voces el futuro de juguete roto que, de manera inexorable, aguarda al personaje. Pero ello no debiera distraernos de percibir que el juego consiste precisamente en que el juguete se vaya rompiendo en público, a la vista de todos (la imparable ruina de su rostro constituye, en ese sentido, una devastadora metáfora del proceso). Cuando llegue su final, cuando el mecanismo del juguete se pare de forma definitiva, quien ha hecho lema y bandera de su falta de compasión y de piedad, de su absoluta carencia de empatía (como diría un autoayudólogo), no podrá implorar para sí compasión ni piedad alguna.
Belén Esteban representa una obscenidad casi enfurecida, la conversión de la totalidad de elementos de la propia vida -con los más presuntamente íntimos y secretos en un lugar muy destacado- en materia prima para el programa sobre su vida. Su devenir personal y la programación del canal de televisión en el que actúa coinciden absolutamente: ha materializado, con la permanente exhibición de su privacidad, la fábula cinematográfica descrita en El show de Truman, esto es, la retransmisión en directo de la propia existencia hasta en los menores detalles.
Además del populismo fascistoide, señalado por Josep Ramoneda, el personaje de Belén Esteban simboliza el triunfo de la sentimentalidad capitalista, que no solo promueve un consumismo de emociones banalizadas, de mercadillo, de usar y tirar, sino que, sobre todo, introduce en el ámbito de los sentimientos la misma lógica competitiva, feroz, de descarnada lucha por la vida, que rige ya en todos los demás ámbitos de nuestra realidad. Con la cuota de crueldad que ello comporta: quien ha alardeado sin el menor recato de vender su vida, con toda probabilidad no tendrá a quien acudir cuando su vida no venda.
Pero reparemos, para terminar, en lo que todo este espectáculo deja en evidencia: caducó la vieja engañifa romanticoide -que por lo visto la propia Belén Esteban se llegó a creer- de que el amor podía ser el único ascensor social al alcance de los (y, sobre todo, las) desfavorecidos. Cuando ella lo intentó con un torero tales fantasías pertenecían ya irremediablemente al pasado. Ahora ese mismo ascensor viene representado por el odio o, en su defecto, por el resentimiento. De momento, funciona: Belén Esteban está triunfando a base de explotarlo. Definitivamente, la historia avanza por su lado malo.
 
Manuel Cruz es catedrático de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona. Fue premio Espasa de Ensayo 2010, por su libro Amo, luego existo.

domingo, 14 de agosto de 2011

Un poco más del número áureo y las proporciones

Os pongo un video la mar de instructivo y divertido gracias a Disney y a Donald ...



Recomendado por un amigo que hace muuuuucho tiempo que no veo, a ver si nos vemos y nos echamos un padel.


Y de propina también os recomiendo un libro sobre el mismo tema, con una edición exquisita de la editorial  TASCHEN ...

EL CODIGO SECRETO
HEMENWAY, PRIYA

sábado, 13 de agosto de 2011

viernes, 12 de agosto de 2011

Proporción aurea en la fotografía

Ahora que estamos de vacaciones, y viendo las fotos que me mandan, y que a veces dan dolor de pupila, voy a intentar, bajo mi humilde saber, dar un poquito de luz a esto de las fotografías ...

Ahí van unas nociones super sencillas y básicas de cómo hacer fotos gracias a la proporción aurea, gracias al blog de Alex Bolea


La primera vez que oí este término fue en la novela de Dan Brown el código Da Vinci. Por tratarse de una novela tampoco le hice mucho caso. No me gusta creerme todo lo que leo en una novela porque luego me llevo desagradables sorpresas.
En la novela, al número en cuestión también se lo conocía como número fi o el número de la divina proporción. Era una proporción que aparecía en repetidas ocasiones en la naturaleza. Una proporción que se respeta bastante en millones de obras de arte.
Según la Wikipedia:
Se trata de un número que posee muchas propiedades interesantes y que fue descubierto en la antigüedad, no como “unidad” sino como relación o proporción entre partes de un cuerpo o entre cuerpos, que encontramos en la naturaleza en la morfología de diversos elementos tales como caracolas, nervaduras de las hojas de algunos árboles, el grosor de las ramas, proporciones humanas, etc.
Los pitagóricos, que definían los números como expresiones de proporciones (y no como unidades, tal y como hoy es común), creían que la realidad es numérica y que esta proporción expresaba una verdad fundamental acerca de la existencia. Fueron estas cualidades las que más tarde (en el Renacimiento) le atribuyeron el adjetivo de divina o de oro.
Ahora, un tiempo después, me encuentro con el resurgir de la sección áurea en un campo que si me interesa. La fotografía.
El tema es muy complejo. Se puede encontrar información en la red a patadas. Yo mencionaré un par de páginas que han sido las que me han llevado a escribir este post, y las que más me han influido en este campo.
En el foro de Ojodigital, de fotografía, existe este post sobre el tema. Su propio autor, recomienda dos artículos más suyos sobre la sección áurea. El primero relativo a las características geométricas y un segundo dedicado a su presencia en el mundo del arte. Algo demasiado técnicos, quizá.
¿Alguna vez os habéis planteado porque una foto queda mejor encuadrada de una manera que de otra?
La técnica que yo intentaba usar siempre era la regla de los tercios. Es decir, partir la imagen en una cuadrícula de tres por tres e intentar que los motivos principales estuvieran alineados con las líneas que dividen los cuadrantes. Intentar eliminar los horizontes centrados que provocaban una simetría muy aburrida en la imagen.
La sección áurea amplía un poco más esta cuadrícula al variar las proporciones.
Los motivos centrados aburren. ¿Por que? Pues no lo sé, supongo que es un problema de percepción. Os pongo un ejemplo.
Esta imagen está centrada y es aburrida.
Ahora ha ganado muchos puntos al mejorar el encuadre.
Otro ejemplo:
La vista te lleva hacia abajo, pero al centro.
En cambio…
Ahora la vista conduce a la derecha. Además la torre también coincide con un punto clave de la proporción áurea, lo que hace que sea aún más atractiva a la vista.
Hay multitud de reglas para conseguir una adecuada composición. Pero a veces va bien precisamente no seguir dichas reglas para salir de las fotos “habituales”.
Pero el conocer estas reglas sin duda ayuda muchísimo a eliminar fotos mediocres.
Espero no haberos aburrido.

jueves, 11 de agosto de 2011

Ni voy ni te espero

Si, estoy vago, copio y pego de un artículo ... expresa fielmente como pienso sobre este asunto, de Montilla Digital:

RAUL SOLIS 08/08/2011


La visita de Susan (abreviatura de Su Santidad) no me molesta. Como hombre libre puede venir a España y, por mí, se podría ir a la Cochinchina. Estoy encantado de que los reaccionarios que irán a aplaudir el discurso homofóbico, pseudofascista, machista, y anticondón que lanzará el líder de una organización que acoge a pedófilos y propaga la virulencia del Sida en África puedan tener por un día sensaciones orgásmicas sin represión. Siempre que la orgía papal la paguen los orgásmicos.

No obedeceré sus dogmas. Sus ofensas me las pasaré por debajo del Arco del Triunfo. No soy católico. Su figura para mí tiene el mismo valor que pueda tener Belén Esteban. Cero. Eso sí, me reiré al ver que en pleno siglo XXI aún hay gente que sigue aplaudiendo tesis tan alejadas de la ciencia, el raciocinio y la lógica.
Mi risa hacia estos hooligans de la fe es irrespetuosa. Lo sé. Pero mis risas hacen menos daño que sus creencias discriminatorias y los insultos que lanzan contra cualquier modelo de vida libre que no acepte el yugo de las sotanas.
Ninguna de mis risas acarreará que un católico tenga que asistir al psicólogo o se quiera quitar la vida. Por el contrario, sus monsergas homofóbicas sí han conseguido que más de un homosexual haya salido de los confesionarios con deseos de quitarse la vida o pensando que tener relaciones con una persona de su mismo sexo es un pecado capital que sólo merece la muerte.
Ninguna de mis risas provocarán que un africano muera de Sida por no usar condón. Ni mis carcajadas serán cómplices de pedofilia. Ni justificarán la violencia de género, ni ridiculizaré a ninguna mujer divorciada que esté muriendo en vida. Ni ninguna de mis risas dirán que la masturbación es insana y un “vicio” de tal envergadura que puede ser causa de parálisis cerebral.
Por desgracia, la vergüenza ajena que tendré que sufrir mientras una panda de reaccionarios aplauden las infamias, los insultos y el veneno papal no será bastante para que mi Gobierno piense que no se puede financiar con dinero público la visita del líder de la entidad que más daño ha causado en la historia de la humanidad.
Un pasado genocida, persecutor, pedófilo, saqueador y aniquilador contra quienes no tuvieran en Roma el fin de todos sus caminos. En Granada, por ejemplo, está la huella más cercana que los andaluces tenemos para comprobar cuál ha sido el modus operandi de esta institución odiosa que siempre pide perdón 500 años después de haber cometido el pecado.
Mientras los beatones y la jerarquía vaticana aplaudan como posesos las barbaridades que lanzará Benedicto XVI, Somalia y otros rincones del mundo seguirán muriendo por inanición. A la vez que en España se reduce un 23 por ciento el dinero destinado a la lucha contra el hambre en el mundo, se cierran ambulatorios y urgencias hospitalarias, se reduce el sueldo a funcionarios y suben los impuestos a las clases medias, las empresas patrocinadoras de la excursión de Susan podrán disfrutar de una bonificación del 35 por ciento en el Impuesto de Sociedades.
Es decir, que los patrocinios privados para “alimentar el espíritu” de los católicos irán también a cargo del bolsillo de los no católicos. Como si no tuviera bastante Susan para organizar la excursión con los 10.000 millones de euros anuales que recibe a través de los Presupuestos Generales del Estado o el superávit de 21 millones que tiene el Vaticano, gracias a fondos de inversiones, activos inmobiliarios y acciones en empresas de dudosa moralidad. Susan, yo no voy ni quiero que vengas. No con mis impuestos. Yo me pago mis excursiones.
  RAÚL SOLÍS